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¿Cómo sobrellevar la frustración y la desesperanza en tiempos de pandemia?

12 / 07 / 2021

15 meses de confinamiento ¿paso a paso o un paso adelante y uno para atrás? Aquí, la académica de la Escuela de Psicología Javiera Duarte entrega algunos tips para sobrellevar la frustración y la desesperanza en tiempos de pandemia:

Cuando ya pensábamos que quedaba poco, que las vacunas ya estaban empezando a hacer efecto y que pronto podríamos volver un poco a la “normalidad” (sea lo que sea eso a estas alturas), aparece la variante Delta . Y con ello nuevamente vuelve la incertidumbre, la duda, el temor a volver al confinamiento y la sensación que esto pareciera nunca acabar.

No es poco esperable sentir entonces, que cada vez nos cuesta mas sobrellevar nuestra frustración y desesperanza y que cosas que antes parecían no importarnos hoy nos irritan y enojan con tremenda facilidad o nos abruman y entristecen más de la cuenta.

Nuestro entorno es extremadamente distinto a lo que estábamos acostumbrados y a veces puede ser difícil ajustarse a los cambios. Y la verdad es que todos respondemos de manera diferente a los cambios, algunos se adaptan más rápido mientras que otros se demoran más, pero sin importar el ritmo que cada uno tenga, lo primero que debemos hacer para lidiar con estos sentimientos es darnos cuenta de ellos y reconocerlos, para así poder aceptar como nos sentimos y abordar la frustración y la desesperanza de una manera saludable.

En términos prácticos, algunos tips que nos pueden ayudar son:

  • Reconocer y expresar nuestras emociones es el punto de partida: En los momentos de alto estrés se hace particularmente relevante detenerse, tomar una pausa y darse cuenta de lo que estamos pensando y sintiendo y aceptar que estos sentimientos de frustración son una reacción normal a lo que se esta viviendo.
  • Ser conscientes de nuestras reacciones tanto físicas como mentales: La frustración no es solo un estado mental, sino también corporal y ese estrés se siente en el cuerpo. Si notamos que nos duele la espalda, que nuestra mandíbula esta apretada o que nos molesta el cuello y los hombros, talvez es momento de tomarse un descanso y darle un tiempo a nuestro cuerpo para que se recupere.
  • Enfocarnos en lo que sí podemos controlar: Las rutinas simples y cotidianas pueden ser de tremenda ayuda cuando nos sentimos sobrepasados y que el mundo es un caos. Las rutinas nos ordenan y nos dan la sensación de control, por lo que planificar lo que se hará durante el día y agregar alguna actividad diferente puede ayudarnos con la desesperanza.
  • Desconectarse, literalmente: Apagar la televisión, desconectarse del teléfono y alejarse del constante bombardeo de información no sólo es saludable sino necesario. Si bien es importante mantenerse informado, llega un punto en que ya hemos escuchado suficiente. Ya no hay nueva información solo más estrés y desesperanza al no encontrar la claridad y la calma que buscamos.
  • Dormir bien y dormir lo suficiente: Puede parecer obvio pero dormir es fundamental, es la forma en que nuestro cuerpo descansa y se regula. La deprivación de sueño puede aumentar nuestras sensaciones de frustración e irritabilidad, mientras que el buen dormir disminuye estos sentimientos y entrega calma y equilibrio a nuestras mentes y cuerpos.
  • No olvidar el auto cuidado: El autocuidado es distinto para cada persona, pero cosas simples como salir a dar un paseo, ver una buena película, comer algo rico, tomarse unos minutos para relajarse o meditar, escribir, pintar o dibujar son actividades que nos ayudan a regularnos cuando sentimos que nuestras emociones se disparan.
  • Mantener los vínculos: El contacto con nuestros seres queridos, amigos y colegas es fundamental en estos momentos. Distancia social no es lo mismo que distancia emocional y esta última es algo que sí debemos hacer esfuerzos por evitar.
  • Y finalmente pedir ayuda: Compartir con otros sobre cómo nos sentimos y qué nos esta pasando tiene un efecto poderoso. Nos ayuda a entender mejor nuestras emociones y ponerlas en palabras, lo que a su vez reduce el estrés. Además escuchar otras perspectivas y soluciones nos da una mirada fresca y distinta. Se puede hablar con amigos o con la familia, pero también es posible hacerlo con un profesional si lo estimamos conveniente.
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