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Economía circular y cambio de hábito

10 / 06 / 2021

El académico Eugenio Grove, Director del Laboratorio de Innovación y Creatividad (LINCudp) de la Facultad de Arquitectura, Arte y Diseño e Integrante de la Mesa de Desarrollo de Negocios de la Ruta de Economía Circular, explica en qué consiste la economía circular y el cambio de hábito que implica su funcionamiento, ya que -en sus propias palabras-, lo primero es pensar en cómo no generar el residuo.

La economía circular es una herramienta que deriva y apoya al ámbito de la sustentabilidad. No es la sustantibilidad en sí misma. Es una de las ramas que permite acciones en beneficio de la sustentabilidad. ¿Dónde se focaliza principalmente? Actualmente contamos con un sistema de producción y consumo de carácter lineal. Es decir, en una fábrica se produce, nosotros consumimos y botamos. La Economía Circular lo que hace es fomentar, incentivar a la transición hacia un cambio cultural que implica que la fábrica deje de producir para botar, es decir, que produzca pensando en cómo va a circular ese material después, como residuo, en el sistema de producción.O sea, cómo se va a integrar nuevamente a la cadena de valor, al sistema productivo. Y desde el consumidor, lo mismo, es decir,  cómo dejo de ser un consumidor que consume y bota, para pasar a ser un consumidor que consume y reintegra nuevamente al ciclo.

Hay dos ciclos importantes: el ciclo técnico y el ciclo biológico. Un ciclo técnico  significa que todos los materiales tienen un ciclo productivo lógico, por ejemplo, el plástico debe volver a ser plástico, el aluminio debe volver a ser aluminio, el papel, celulosa y papel, y cada uno con sus derivados.

¿Qué es importante de entender aquí? Partiendo por lo que no hay que hacer, grandes errores: por ejemplo, los ecoladrillos. Esto es muy bueno para las casas. Pero es un gran error, porque  estamos educando en malos hábitos , porque creemos que el ecoladrillo es reciclable y no lo es. ¿Por qué? El ecoladrillo es una botella rellena de plásticos, de todo tipo de plásticos, sin distinción entre reciclables o no. Por tanto,  lo primero es educarnos en saber cuáles son los plásticos que sí son reciclables, que sí podemos reincorporar a su ciclo, porque hay plásticos que no son reciclables, porque son extremadamente tóxicos, por lo que no podemos volver a incorporarlos o habría que utilizar sistemas más complejos de reciclaje, como la pirólisis.

¿Cuál es el segundo error?  Podríamos hacer estas botellas rellenas con plástico en la medida que entendamos qué plásticos son los que se están usando. Pero el segundo error está en que estos ecoladrillos, se están utilizando en la fabricación de ecocasas, es decir, se ponen de plástico y se agrega les tierra, ese es el proceso. ¿Cuál es el error? El plástico no se está reintegrando a su cadena que le corresponde, es decir, los plásticos con los plásticos. Aquí lo que se está haciendo es esconder los plásticos bajo tierra, o sea, se está escondiendo lo tóxico y con ello traspasando la responsabilidad a las futuras generaciones. Ése es el error. En el futuro, van a escarbar y preguntarse por qué está lleno de plástico.

Luego está el ciclo biológico, es decir, cuando se industrializan elementos que provienen de la naturaleza se tienen que integrar a la naturaleza, evitando la toxicidad. Se pueden integrar en distintos productos, pero que están integrados en la naturaleza.

Esos (ciclo técnico y ciclo biológico) son los pilares de la economía circular. La base es entender que cada producto, cada material, cada proceso que se interviene tiene que generarse en su propio ciclo. Es decir, si yo genero aluminio, voy y lo boto en el contenedor de aluminio para que vuelva a ser aluminio. Suena básico, pero hay que educarlo. Si bien es algo muy simple, como no ha sido educado, se están cometiendo muchos errores, como estos ecoladrillos.

Teniendo claro esos principios, lo más importante que uno puede hacer en la casa y cada persona es pensar cómo NO generar el residuo, porque reciclar no es la solución. Cuando uno va a consumir algo basado en el consumo responsable, debemos pensar en varias cosas como: 1) por qué no lo compro en un envase biodegradable, 2) por qué no lo compro a granel, 3) por qué no lo compro en un sistema de retornabilidad. Todo eso implica un cambio de hábito. Entendiendo esa lógica, lo último sería el reciclaje.

Ya tenemos tanto plástico dando vuelta en el sistema que ya no necesitamos fabricar más plástico. Con ese mismo plástico que ya está en el torno, podríamos hacer que todo cicle. El tema está en la gestión, en el hábito, en la educación. Ese es el punto. Tenemos tanto plástico dando vuelta, contaminando por todos lados que, si fuésemos conscientes, lo seleccionaríamos, lo dejaríamos en los contenedores que corresponden, que es lo que viene por ley ahora. En Chile ya estamos empezando a implementar leyes que van a castigar acciones que vayan en contra de estos principios. Nos van a empezar a obligar a clasificar en casa y si no se cumple, hay multa.

Es un tema de hábito. Nos hemos mal acostumbrado a que todo es desechable. La Economía Circular, justamente quiere apuntar al retorno de que nada es desechable, todo es reutilizable. Por eso es circular y se llama economía, porque fomenta la producción industrial, hay trabajo de por medio, hay industria, hay producción. 

Se acaba de aprobar una ley que establece que no se van a autorizar más plásticos de un solo uso. Es decir, en ningún local, restaurant, tienda, van a poder entregar un plástico que se pueda usar solo una vez. Pero en este contexto están apareciendo los bioplásticos o plásticos compostables, pero para hacer bioplástico hay que cultivar grandes superficies, miles de hectáreas de materia prima. Entonces, se inicia una disyuntiva ética. ¿Cultivo alimento o cultivo plástico? Eso es lo que está pasando en muchos países. Adicionalmente, al cultivar este material base hay que generar un montón de hectáreas en toxicidad en fertilizantes, en todo tipo de nutrientes químicos para acelerar los procesos y esa tierra, finalmente, se contamina. Eso no se sabe a nivel general, pero lo que es importante saber es que están apareciendo muchos tipos de plásticos que hoy se llaman compostables. Lamentablemente, se está utilizando un concepto que no aplica aquí. El compostaje para el bioplástico, es un compostaje industrial, es decir, temperatura controlada, humedad controlada, microorganismos controlados. O sea, no se puede tirar un plástico compostable a la tierra de la casa, como sería el sueño de todos.

Hay una gran confusión y se vuelve al tema de la educación. Por ello, los grandes aportes desde la casa son informarse un poco más de estos nuevos conceptos, para cuando digan hay que reciclar el plástico, saber que hay una tremenda gama de ellos, que la palabra compostable no significa que se puede tirar a un árbol para que se autobiodegrade.

Lo más importante es entender la lógica del ciclo. Es decir, si estoy generando un residuo plástico y me están dando la posibilidad de botarlo en un contenedor especial, botarlo ahí. Eso es parte del pensamiento corto y el pensamiento largo, es decir, lo mejor que podemos hacer son dos cosas: 

1.- No generar el residuo, es decir, no comprar cosas que no se puedan reciclar ni usar cosas desechables. Comprar cosas que puedan ser reutilizadas, a granel, cosas que se pueda llevar el envase, usar mascarillas reutilizables, para evitar todo el ciclo de envases inútiles y

2.- Si ya me llené de envases, botarlo de manera correcta y no realizar iniciativas como ecoladrillos, por ejemplo, que confunden, porque no son más que otra forma de contaminación. 

Eso es el resumen de lo que se conoce como consumo responsable.

Cuando tomo conciencia y aplico el pensamiento largo, de pensar primero qué compro para no generar residuos o menos, implica dedicar tres segundos más que el pensamiento corto, que es el que compra la mascarilla desechable y que la bota en cualquier contenedor. Esos pequeños tres segundos es el hábito que hay que inculcar, el que hace la diferencia.

Falta conciencia de muchas cosas, por ejemplo, con lo de la pandemia no estamos conscientes, por ejemplo, de cuántas horas estamos frente a una pantalla y cuál es la huella de CO2 que generamos al estar tan conectados a todas estas pantallas. Por ejemplo, a las 7 de la tarde, cuando se termina la jornada, ¿cuántas aplicaciones se tienen abiertas en el teléfono? Hay gente que tiene el hábito de usar una aplicación y la cierra, pero hay otras que usan las aplicaciones paralelamente y las mantiene abiertas, sin saber que todo eso está generando energía en servidores, utilizando sistemas de flujo de refrigeración, consumiendo energía y transformándose en CO2, en dióxido de carbono. Por eso, no por estar en la casa no se va a contaminar, se puede estar contaminando igual o peor. Hay que tomar conciencia si se está generando un residuo o no. ¿Estoy generando un residuo dejando abiertas aplicaciones que no estoy usando? Sí. Todo el sistema está generando consumo.

Todo implica hábitos. Estamos partiendo una era a nivel global. Aquí lo más importante no es el reciclaje, es el hábito y éste está en la conciencia de cada persona. 

El nombre profundo de esto se llama pensamiento sistémico, pensar que estamos en un sistema y qué hago yo para mantener el sistema funcionando. Cómo pienso, cómo reflexiono para que mi consumo vuelva a la cadena, a su ciclo y que no vaya a un vertedero.

Esto no se trata de reciclaje, si no de entender el ciclo y ojalá no generar el residuo para que entre al ciclo y recordarlo cada vez que se va a consumir.

Otra acción muy positiva es plantar cosas verdes, porque la captura del dióxido de carbono se da en los árboles, en la fotosíntesis. Por eso, si tenemos la posibilidad por espacio, mientras más denso el follaje de algo mayor la captura de CO2.

En la Facultad estamos impulsando varios proyectos en economía circular, pero esto es muy nuevo. Hay que partir con la toma de conciencia, cambio de hábitos e instaurando el pensamiento largo. Detener la generación de residuos, pensar, reflexionar antes de comprar.

En este contexto, la misión de los nuevos arquitectos y diseñadores es proyectar esta visión y pensar desde el inicio, ¿qué pasará con mi producto u obra a futuro? ¿cómo será reciclado? ¿se reutilizará?  Considerar ¿cómo concebir proyectos desde el inicio considerando las variables de los residuos que generó como consecuencia, en etapas de producción fabricación, construcción?  ¿Qué materiales debo especificar en el pensar largo? certificación? Contenidos de materiales reciclados, carbono neutral, entre muchos otros.

Lograr que esto sea un hábito, que alguien se llegue a sentir mal por botar algo donde no corresponda, o hasta que la multa llegue, toma su tiempo. Pero parte desde el cambio de hábito propio y del no generar el residuo.

Finalmente, al consultarle sobre páginas donde buscar más información, el académico plantea que es preferible ocupar ese tiempo en pensar, sobre todo antes de comprar. Darnos tres segundos para pensar si lo compramos de determinada forma o buscamos una alternativa, teniendo como foco generar menos residuos. El foco es el consumo consciente.

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