AGENDA
04 / 06 / 2020
Esta semana, el director de la Escuela de Ingeniería Civil Industrial, Andrés Díaz, entrega recomendaciones sobre calefacción y eficiencia energética en el hogar. Conoce la información completa, aquí
Lo primero es entender que todos los recintos a calefaccionar son distintos, ya sea en tamaño, orientación, materiales de construcción, etc. En consecuencia, la eficiencia debe considerar cuánto cuesta alcanzar el confort térmico bajo las diversas condiciones en las que nos encontramos. También es necesario saber que cada grado Celsius (oC) que subimos en nuestros calefactores requiere energía por la cual pagamos. El confort térmico en invierno se alcanza cuando la temperatura alcanza valores entre 20 y 22oC durante el día, y entre 18 y 20oC durante la noche. Si mantenemos la calefacción encendida a una misma temperatura, ésta debería mantenerse en el rango de confort. Si se utiliza la calefacción a una temperatura más alta, es recomendable bajarla una vez alcanzado el rango de confort y mantenerla ahí.
En términos de consumo de energía (kWh), entre menos ocupemos los calefactores, menores son los costos asociados. Aquí, la tecnología inverter de los sistemas de acondicionamiento de aire permite regular el funcionamiento del compresor (el responsable del consumo eléctrico) para permitir, una vez alcanzado el confort térmico, operar al mínimo de consumo de energía y mantener el valor de temperatura ambiente deseado.
En términos generales, no todas las tecnologías tienen la misma capacidad de calefacción. Tampoco los ambientes a calefaccionar son iguales en características. En consecuencia, el tiempo que un calefactor debe estar encendido para mantener eficientemente la temperatura deseada varía caso a caso.
El tipo de calefacción adecuado se identifica luego de un análisis de las condiciones y tamaño del hogar. También depende de si queremos disminuir el impacto al medioambiente producto del uso de combustibles. Aquí, es importante saber que la combustión (por ejemplo: parafina, gas o leña) libera CO2 y vapor de agua al ambiente, los que, sin una buena ventilación, no solo pueden deteriorar las paredes y muebles del hogar, sino también pueden afectar la salud de los habitantes.
Las respuestas a las preguntas siguientes dan una idea de otros aspectos que son importantes de considerar a la hora de escoger un calefactor.
¡Por supuesto! Y la razón es que las tecnologías de calefacción basan su funcionamiento utilizando los distintos mecanismos de transferencia de calor que conocemos (conducción, convección y radiación). Los radiadores eléctricos u oleoeléctricos, por ejemplo, transfieren calor por conducción. Estas tecnologías resultan eficientes en espacios reducidos y con poco movimiento de aire, ya que la conducción sólo se ve favorecida en medios estáticos. Los convectores eléctricos, por otro lado, transfieren calor con la ayuda de un ventilador, el que mueve el aire caliente desde las cercanías de la estufa a lugares un poco más alejados. Estás tecnologías utilizan el mecanismo de transferencia de calor por convección y permiten calefaccionar espacios de mayor tamaño en comparación a los radiadores sin ventiladores. Por último, las tecnologías que hacen uso de la transferencia de calor por radiación, como los calefactores infrarrojos, liberan una gran cantidad de calor sin importar las condiciones del ambiente. Estos calefactores transfieren el calor entre superficies, desde la estufa a las personas, paredes, suelos, etc. (todo lo que esté en el campo visual del calefactor, tal como pasa con el Sol y la Tierra). Por este motivo, es posible ver algunos calefactores infrarrojos a gas utilizados al aire libre, en terrazas de restoranes, por ejemplo.
Nuevamente, la definición de eficiencia depende de qué nos interesa analizar a la hora de aumentar la temperatura de una habitación. Aquí pueden afectar muchos factores, tales como: capacidad de calefacción según tamaño de habitación, tiempo que tarda el sistema en alcanzar el confort térmico, costos, uso apropiado de los combustibles, uso apropiado de la electricidad, impacto al medio ambiente, entre otros. A la hora de elegir, lo más importante es evaluar las condiciones del lugar a calefaccionar en términos de tamaño, ventilación, y aislación de paredes, techos y ventanas. Luego de esto, la decisión de la tecnología pasa por una decisión de cuánto está uno dispuesto a invertir, sin olvidar que los sistemas de calefacción requieren gastos de operación y mantención a lo largo de su vida útil.