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14 / 05 / 2020

La Directora de la Clínica Psicológica UDP y académica de la Facultad de Psicología UDP, Albana Paganini, entrega algunos lineamientos sobre cómo llevar este periodo de cuarentena.

¿Qué sentimientos y sensaciones son comunes de sentir en este contexto? 

Es importante  comprender que la búsqueda de certezas define de alguna manera nuestra condición humana , es necesaria cierta certidumbre para poder vivir, en los entornos disruptivos como el actual, en donde la pandemia amenaza no solo la salud poniendo en juego la vida,  sino también precariza las condiciones laborales y económicas, es factible que las personas expresen vivencias de desamparo e impotencia, así como la sensación de estar atrapados y no poder escapar a situaciones amenazantes.Es probable que un miedo difuso se instale y sea disparador de situaciones de desconfianza, sospecha y cierta desvalorización de los otros. Hemos visto en estos días noticias sobre como vecinos impiden el uso de ascensores a profesionales de la salud por miedo al contagio, o críticas muy duras hacia las personas que no guardan la cuarentena. En fin creo que el miedo produce desconfianza y genera aún más aislamiento que la cuarentena misma.

 ¿Cómo enfrentar psicológicamente  esta situación extendida en el tiempo?

No hay una manera de enfrentar una situación tan compleja e inédita, ni siquiera la ciencia tiene respuesta para esta pandemia. Lo que podría tal vez decir es que tenemos desafíos a nivel de la salud mental: lo primero que debemos pensar es como el medio social puede operar como sostén, esto es fundamental, las redes comunitarias en este momento son esenciales, la lógica del vecino, saber que hay alguien a quien puedo pedir ayuda. En ese sentido hay iniciativas comunitarias que debemos considerar. La salida no es individual, no es en ese sentido “psicológica”, es social. Si quienes nos dedicamos a la clínica y hacemos psicoterapia no comprendemos esto, los tratamientos podrían quedar reducidos a meros mandatos de lo que debe hacerse en cada situación y podemos ubicar los problemas como incapacidades de las personas, cuando es un evento disruptivo que nos excede a todos. Las respuestas deben ser más bien colectivas.

¿Cómo llevar de mejor forma la sensación de incertidumbre?

Yo diría, y es en serio, con humor en lo posible y haciendo tal vez cosas que produzcan cierto placer. En realidad las formas de tolerar la incertidumbre varían, así como los recursos para enfrentarla. No hay recetas.

¿Qué herramientas se pueden entregar a las personas que resienten más la falta de libertad y desplazamiento? 

En general las personas que resienten más la falta de libertad y desplazamiento son los niños y los adultos mayores, me parece. En el caso de los niños las consultas más frecuentes que vemos en nuestros días es la angustia que produce el encierro, que se traduce muchas veces en conductas regresivas,en mayor demanda hacia sus padres,etc. Además con el agravante de que la escuela en algunos casos queda reducida a un número de tareas online, ya no están los compañeros en el patio, la sala de clases etc. En otros casos hay niños que no tienen acceso a las tareas online y en esos casos la angustia de quedar excluidos complejiza aún más la situación. Por lo pronto me parece que hoy la flexibilidad debe ser una premisa fundamental en relación al trabajo escolar, no puede transformarse en una exigencia más que contribuya aún más a agudizar el desamparo actual. Lo otro es que con el correr de los días en cuarentena uno observa que los niños y sus padres van armando pequeñas rutinas o ritmos que ayudan a organizar el tiempo y alivian la angustia y por último es fundamental filtrar las pantallas y el exceso de información que es imposible de metabolizar. En el caso de los adultos mayores la posibilidad de enfermarse y morirse es una realidad que les produce mucho miedo y es frecuente que se agudicen malestares corporales, trastornos del sueño y depresión.En esos casos es fundamental que las familias y acompañantes los traten como genuinos pares, no los infantilicen y puedan anticiparles los cambios que se decidan en relación a la rutina familiar.

¿Cuáles son las recomendaciones para  aquellos que extrañan el contacto directo con familia y amigos?

Bueno pienso que las mismas recomendaciones que cuando tenemos a algún familiar lejos:  lo llamamos, escribimos, en fin usamos todas las formas posibles de contacto. Eso lo podemos hacer ahora. Claro que no es lo mismo que el abrazo que nos podemos dar en un encuentro presencial, pero por suerte podemos decir lo que sentimos, eso nos sostiene, las palabras portan afectos, pueden ser amorosas y permiten construir relatos, eso no debemos olvidarlo: el virus por suerte no nos ha quitado el habla.

 

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