La sociedad chilena -y mundial- atraviesa circunstancias muy difíciles que ponen de manifiesto la fragilidad de la condición humana. Lo que ayer era previsible, hoy no lo es.

El deber de la universidad en una hora como esta es seguir siendo fiel a si misma, aferrándose a sus deberes fundamentales.

En poco tiempo más arrastraremos el recuerdo de estos días; pero, incluso si esos recuerdos acabaran siendo amargos, volveremos a nuestros deberes habituales.

Todos quienes formamos parte de la Universidad -profesores, estudiantes, funcionarios- debemos estar conscientes que a pesar de lo dramático de estas horas, el deber de todos nosotros seguirá siendo el mismo y que, por eso, debemos esmerarnos en mantener nuestras capacidades para que mañana, cuando la emergencia haya pasado, podamos retomar nuestro quehacer enseñando, investigando, colaborando en la discusión pública.

En lo que está de su parte, la administración de la Universidad hará todos los esfuerzos para que ello sea posible. Y el sentido de este boletín que ahora inauguramos es entregarles una información, lo más pormenorizada que esté a nuestro alcance, para que el vínculo que nos une, amenazado por la emergencia, se mantenga y,  apenas los mejores días vuelvan, pueda reverdecer.

Carlos Peña

Rector