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Estudiante UDP cuenta su experiencia de intercambio en España

23 / 07 / 2018

Inspirada en su madre, quien se fue a estudiar un máster a ese mismo país cuando joven, la alumna de quinto año de Psicología, Suilan Chia, decidió postular a las Becas Santander Iberoamericana 2017 y ganó, lo cual le permitió cursar un semestre en la Universidad de Salamanca. Hoy, de vuelta, nos cuenta su experiencia, lo que aprendió durante su estadía en el extranjero y las herramientas que la UDP le entregó para poder desenvolverse en el contexto universitario español.

¿Cómo surgió este interés de irte a estudiar afuera?

La verdad siempre lo tuve en mente, desde el colegio. En mi casa crecí con las historias de mi mamá hablando de lo bien que le había hecho a ella estudiar un master en España, de lo bien que lo pasó, de lo mucho que recorrió, entonces crecí escuchando este discurso, a mí también me tincaba mucho poder viajar.

También viví dos años en Estados Unidos, y eso también me abrió un montón la mente.

 

¿Qué es lo más relevante que aprendiste estando de intercambio en España?

Estudiar en otro lado te aporta profesionalmente, pero al final lo que uno más aprende es el trato con las personas, vivir sola, vivir en un lugar que no es el tuyo, desarrollar herramientas que uno las puede tener, pero que no las pones en práctica hasta que estás en la situación.

Me pasó cuando me fui de intercambio, que me hice muy pocos amigos españoles, podría decir que solo dos, todos los otros fueron latinos como yo, y eso fue muy relevante para mi experiencia, porque me ayudaron en mi adaptación.

Creo que un factor que jugó muy en contra en mi adaptación con los españoles, es que Salamanca es un pueblo muy universitario, entonces ahí mucha gente va solo a estudiar, hay mucho rote universitario, quizás por eso los españoles se cierran un poco, ya que es como “otro más que viene”.

 

Pero culturalmente, en las calles, en los locales comerciales, ¿Cómo era la gente contigo?

La gente es respetuosa, aunque en Chile maquillamos un poco más las cosas, los españoles son mucho más directos, a mí al principio me chocaba, pareciera que te estuvieran retando, pero no, es que son más intensos y directos.

Así y todo me hice muy amiga del señor de la verdulería, era un amor, conversaba todos los días con él y cuando me fui de allá, me fui a despedir de él. Fue una cercanía que siento que no se da tanto acá en Santiago, no hay tanto negocio de barrio ya, dependiendo del barrio o comuna donde vivas, pero se ha perdido un poco eso. Yo al menos no había tenido esa experiencia y para mí fue súper rico. Hasta me fió una vez ¡Confiando en una latina! fue lindo.

 

Quizás tú también le diste una imagen distinta de los latinos, de los chilenos… ¿En ese sentido cómo crees que nos ven desde allá?

Esa era mi idea también, ojalá matar los prejuicios. Pero yo sentí que por ejemplo, los españoles valoran mucho nuestra educación, y nosotros nos vemos muy “a huevo”. Una amiga española me decía que la mayoría de los textos que le daban a leer en la universidad, eran latinoamericanos. Pasa que al parecer acá es muy fácil publicar, porque en España parece que son más rigurosos con eso.

 

Y tú ¿Qué imagen tenías de los españoles antes de viajar?

Yo pensé que eran súper organizados, muy europeos, mateos, esforzados, pero sabes qué, son súper al lote. Yo lo pasé mal en ese sentido porque yo soy súper estructurada. Acá en la UDP hay plazos fijos, temario para las pruebas, allá había un profesor que tiraba una fecha estimativa del examen: “puede ser en dos semanas más”. La primera vez, me puse a estudiar para esa supuesta fecha, como loca y tres días antes escribí al profesor preguntándole en qué sala sería, etc, y nada. Llegó el día del examen y no se hizo, lo aplazó sin avisar. Entonces todo así, muy tranquilo.

También pensé que la universidad era muy exigente, pero la verdad es que no. Yo allá me di cuenta de que en la UDP estamos súper bien, siento que la universidad nos ha dado un bagaje súper importante y un montón de conocimientos que, creo que no los tienen todos. Siento que venimos muy preparados, y eso lo conversé, no solo con mis amigos chilenos, sino que también con colombianos, peruanos, en España todos nos sentíamos así.

 

¿Será también que las personas que viajan de intercambio, casi siempre son los mejores de su generación?

Sí, pero por lo mismo, con los latinos que conocí allá que estaban en la misma que yo, lo comentábamos, que nos llamaba la atención hasta el tiempo que nos sobraba. Y ahí también salta otro punto y es el lado bueno de la educación de allá, quizás: ¿Por qué nosotros como latinos veíamos como malo el hecho de tener tiempo libre? Te empiezas a cuestionar también el sistema educacional de Latinoamérica.

A lo mejor los españoles son igual o más productivos que nosotros con sus horas de siesta, pero funcionan bien, tienen tiempo para sus hijos, para ellos, y eso es súper importante para el crecimiento personal. Y nosotros no tenemos eso. La gente acá sale del trabajo a las siete, entre que llega a la casa, no tienes tiempo para nada, estás reventado. Quizás no estarán tan bien económicamente, pero la gente se nota feliz en España. A nosotros como chilenos eso nos choca, pensamos que pueden ser flojos, pero no es así, al final es calidad de vida.

Eso también es lo rico del intercambio, que te hace cuestionarte muchas cosas, que uno normaliza. Allá te replanteas las cosas, y vas adoptando ciertas actitudes también de acuerdo a lo que vas viviendo.

 

¿En qué sientes que te aportó la UDP en tu estadía en España?

De partida, creo que los cursos que tenemos, son muy buenos, nos preparan bien desde el principio, con buenas bases teóricas, principalmente en mi carrera. Si bien uno a veces lo critica porque te toca leer mucho, eso te sirve como bagaje y cuando llegas a otro país, en mi caso, España, lo que te dicen allá no es nuevo.

También la metodología de estudio, que si bien no es algo 100% que te entrega la universidad, la UDP te da una rutina en la que tienes que ir cumpliendo con ciertas cosas, y vas perpetuando esa dinámica en el lugar donde te toca ir. Tienes que poner en juego todas estas habilidades, cumplir con las cosas, uno queda bien parado. En mi caso, yo creo que fui un aporte en mis clases, soy buena para levantar la mano y opinar, preguntar, no me quedo con la duda. Yo creo que los profesores se acordaban de que tenían una alumna chilena.

 

Y desde allá, ¿Qué rescatas en el sentido académico?

Los cursos más específicos son muy buenos. Desde aquí te vas con una base teórica más general, y allá ahondas en cosas más puntuales. Por ejemplo, a mí me interesan mucho los trastornos alimenticios, de hecho me gustaría especializarme en eso, y tomé un curso de pregrado y lo encontré genial, aprendí mucho. Lo mismo con un curso de Psiconeuroinmunología, muy específico. Allá está la posibilidad de perfeccionarse en esas áreas desde pregrado y aprendes un montón.

 

Al volver a la UDP, ¿Cómo sientes que te aportó como estudiante el haber hecho este intercambio? En tus dinámicas de estudio, con tus compañeros y profesores?

Volver igual es un choque de realidad, porque te acostumbras un poco al sistema anterior, pero yo siento que volví enriquecida y que aprendí mucho, aprendí a confiar en mí por ejemplo. Yo sé que soy buena alumna y que me destaco, pero siempre lo vi como algo académico, pero al volver acá me di cuenta que son fortalezas que tengo para entregar en la vida diaria, y no solo en lo académico.

Entonces llegué aquí con más confianza en mí misma, tomándome lo académico con más calma, más relajada, porque ya estoy en último año, pasé por un intercambio entonces no puede ser peor. Agarras seguridad, haces las cosas con más conciencia, de que es tu último año y de que ahora todo lo que estoy haciendo lo hago por mí, por la persona que quiero ser después, y no solo por cumplir. Aprender a soltar un poquito más, a hacer las cosas con más gusto. Eso te entrega un montón de tranquilidad. Sabes que te va a ir bien, y si te va mal, tienes las herramientas para repuntar. Eso también lo aprendí en los viajes, si pasaba algo o me perdía, te las arreglas.

 

¿Qué le dirías a los estudiantes UDP que quieren irse de intercambio pero no se sienten tan seguros?

Les diría que todos tenemos miedos, y que son súper válidos, que nadie se va sabiendo qué es lo que va a hacer o qué le va a pasar, uno va con esos miedos, y allá te das cuenta de que no tienen tanta importancia, que todo va tomando su curso, y que quizás es el momento de estar ahí. Y que en cualquier caso, cualquier cosa que te pueda pasar, o cosas que puedes dejar aquí en Chile, esas cosas te van formando, vas aprendiendo, y son todas ganancias, al final.

 

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