María Jesús Espinosa es Doctora en Educación, Magíster en Literatura y especialista en Didáctica de la lengua. Gracias a esta experiencia, ha desarrollado una extensa trayectoria como docente e investigadora, siendo profesora de las carreras de Pedagogía en Educación Diferencial con mención en Desarrollo Cognitivo y Pedagogía en Educación General Básica.

Junto con ello, también ha realizado diversas investigaciones orientadas al rol docente y su vínculo con la escritura. En esa línea, en 2024, presentó el libro Escribir para transformar: manual de escritura para la formación inicial docente, publicación que fue coeditada en conjunto con la académica de la Universidad Alberto Hurtado (UAH), Javiera Figueroa.

En esta entrevista, la académica aborda las motivaciones detrás de este proyecto y se refiere a otros hallazgos de sus estudios.

• ¿Qué motivaciones la llevaron a escribir el libro Escribir para transformar?

Junto a Javiera Figueroa y el equipo de autores del libro queríamos crear un material práctico y accesible que aportara a la formación de los futuros docentes. A partir de la investigación y, de nuestra propia experiencia formando a profesoras/es, identificamos que la escritura suele generar temor y rechazo en muchos estudiantes de pedagogía y que, si ese rechazo no se aborda de manera apropiada, luego se replica en la enseñanza escolar y tiene efectos negativos en la formación profesional y, posteriormente, en los estudiantes escolares.

Por eso, quisimos elaborar un recurso que permita desarrollar habilidades de escritura de alto nivel, de modo que los futuros docentes sientan que cuentan con herramientas y apoyo para escribir en la universidad y, a su vez, establezcan una relación positiva con la escritura. Además, buscamos contribuir al trabajo de los formadores que, desde diversas áreas, enseñan a escribir a los futuros docentes, sin ser necesariamente expertos en la enseñanza de la escritura.

• Esta publicación está dirigida tanto a estudiantes como a formadores de futuros docentes. En ese sentido, ¿cuál cree que es el principal aporte de este manual?

El principal aporte que buscamos desarrollar fue entregar muchos ejemplos, recursos concretos y consejos prácticos para escribir, los que se sustentan en la investigación sobre buenas prácticas de enseñanza de la escritura. Creo que una importante contribución de este manual es su lenguaje cercano, con ejemplos y estrategias que son adaptables a diversos contextos de formación, que pueden ser de utilidad para un público amplio, no necesariamente experto en lingüística ni en escritura.

Un aporte es que cada sección tiene un apartado específico dedicado al uso de la Inteligencia Artificial como herramienta de apoyo a la escritura académica, desde una perspectiva ética y crítica. Sin duda, esta es una contribución novedosa de este manual, que se hace cargo del desafío reciente de enseñar a escribir en la era de la IA.

• De acuerdo con su experiencia como académica e investigadora, ¿qué desafíos ha identificado en las y los estudiantes de pedagogía cuando se deben enfrentar a la escritura?

Creo que el primero es el temor o rechazo hacia la escritura, que suele estar arraigado en sus experiencias escolares previas. Muchos han construido una imagen negativa de sí mismos como escritores, lo que influye en las decisiones que toman al enfrentarse a tareas escritas.

Esta autopercepción limita sus posibilidades de aprendizaje, ya que tienden a emplear estrategias poco efectivas, como iniciar los trabajos a último momento, evitar pedir retroalimentación y asumir que deben resolver las dudas por sí solos. Cuando los resultados no son satisfactorios, refuerzan la idea de que “no saben escribir”, perpetuando un círculo vicioso de baja autopercepción y evitación. Este problema se agrava en contextos universitarios donde no se abordan de forma explícita las herramientas necesarias para desarrollar la escritura académica y profesional.

Un segundo desafío relevante es la comprensión reducida de lo que implica escribir. Es frecuente que los y las estudiantes de Pedagogía equiparen “saber escribir” con conocer y aplicar correctamente las normas ortográficas y gramaticales. Esta visión restringida desconoce la dimensión comunicativa, cognitiva y social de la escritura, y resulta especialmente problemática en la formación docente.

• En su opinión, ¿cuáles son los principales vacíos que existen en la enseñanza de la escritura en la formación docente en Chile?

La evidencia disponible sobre la enseñanza y el aprendizaje de la escritura en la formación inicial docente muestra que, en muchas universidades chilenas, el desarrollo de habilidades de escritura profesional continúa estando ausente como objetivo formativo explícito. En general, se espera que los futuros docentes sepan responder adecuadamente a las demandas escritas del ámbito universitario, pero sin ofrecerles una enseñanza sistemática ni estrategias concretas para abordar los desafíos propios de la escritura especializada de las disciplinas académicas. Afortunadamente, puedo decir que no es el caso de nuestra Facultad.

Persiste, además, la idea errónea de que la escritura es una competencia transversal que se adquiere durante la educación escolar y que luego puede aplicarse sin mayor mediación en contextos académicos o profesionales. Esto afecta no solo la formación del profesorado, sino su capacidad de enseñar escritura a sus estudiantes en el futuro.

• En la actualidad, ¿qué otro proyecto está llevando a cabo y/o qué tema le gustaría explorar?

Acabo de finalizar un proyecto Fondecyt centrado en el aprendizaje de la escritura en la asignatura de Ciencias Naturales. El estudio tuvo como objetivo identificar qué factores asociados a las y los docentes se relacionan con un mejor desempeño escrito de los estudiantes en el área de Ciencias, específicamente en 8º básico. Uno de los hallazgos más relevantes fue la existencia de una correlación significativa entre las creencias de los docentes de Ciencias sobre la escritura y sus propias habilidades de escritura disciplinar. En otras palabras, quienes conciben la escritura como un proceso recursivo y situado tienden a demostrar mayores niveles de competencia escrita en ese ámbito. Este resultado refuerza la necesidad de que la formación inicial docente aborde explícitamente tanto las creencias sobre la escritura como el desarrollo de habilidades de escritura académica y profesional.

Actualmente, me encuentro desarrollando una investigación sobre el uso de la inteligencia artificial en la formación docente. Específicamente, estoy explorando qué usos le dan los futuros profesores y profesoras a la IA en el contexto universitario; cuáles son sus percepciones sobre esta herramienta, y qué desafíos y oportunidades se visualizan en relación con la escritura académica y el uso de chatbots, como chat GPT.

• ¿Qué consejo le daría a alguien para mejorar su escritura?

Siempre doy a mis estudiantes cuatro consejos. Primero, dedicar tiempo a los trabajos escritos y no dejarlos para el último momento. Los trabajos en la universidad requieren tiempo para planificar lo que se desea escribir, y para revisar y mejorar lo escrito.

Segundo, recomiendo compartir los textos con otras personas antes de entregarlos. Contar con un lector externo permite identificar aspectos confusos, inconsistencias o debilidades que muchas veces no advertimos al revisar nuestro propio trabajo.

Tercero, es fundamental leer con atención la pauta o rúbrica de evaluación, y hacer todas las preguntas necesarias para comprender con claridad qué se espera del trabajo.

Por último, diría que la inteligencia artificial es una herramienta útil para mejorar la escritura; pero que tiene muchísimas limitaciones y, por eso, hay que usarla con precaución y sentido crítico. Aconsejo usarla solo cuando se conoce muy bien el tema sobre el cual se está escribiendo.

Finalmente, ¿cómo visualiza la evolución de la enseñanza de la escritura en las futuras generaciones de docentes?

En Chile, la investigación sobre escritura ha crecido de manera sostenida durante los últimos años. Cada vez hay más investigadores/as que están poniendo atención a diversas facetas de la escritura en la formación, tanto escolar como universitaria. En ese sentido, soy optimista, porque creo que cada vez hay mayor conciencia sobre la importancia de la escritura en el desarrollo de las personas y de las democracias; y también más conocimiento para abordar este desafío desde la formación docente.