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Entrevista Saber UDP

12 / 01 / 2021

El Estudio EIS COVID, encabezado por la académica de la Escuela de Periodismo e investigadora de CICLOS, busca comprender cómo las personas navegan los entornos informativos y la influencia que éstos tienen en las percepciones de riesgo y en la disposición de adoptar y mantener comportamientos preventivos en contexto de pandemia.

La académica de la Facultad de Comunicación y Letras, Macarena Peña y Lillo, es Doctora y Máster en Comunicación de la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign, Estados Unidos, Periodista y Licenciada en Comunicación de la Universidad de Chile.

Dentro de sus áreas de investigación se encuentra la comunicación de la salud. Actualmente trabaja como investigadora responsable del proyecto “Entornos de información sobre COVID-19 y adopción de conductas preventivas en población general y grupos de riesgo”, financiada por la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID) a través del concurso de asignación rápida COVID-ANID.

EIS COVID es una iniciativa que involucra además de la Universidad Diego Portales a la Universidad de Santiago, y a los académicos Verónica Roncamora (Escuela de Periodismo USACH), Patricia Junge (Facultad de Medicina, Universidad de Chile), Cecilia Prieto (candidata a doctora en The Edinburgh University) y Pablo Guzmán (Escuela de Publicidad UDP).

La encuesta fue realizada a más de 3.500 personas a lo largo del país, de manera online y telefónica ¿cuál cree que son los principales hallazgos del estudio? 
Los hallazgos más interesantes son los altos niveles de exposición de las personas a información sobre COVID-19 en general y a los mensajes preventivos promoviendo conductas como el uso de mascarillas, lavado de manos y distancia física de al menos un metro. También destacan las altas intenciones de mantener esta conducta en el tiempo. Otra cosa que nos llamó la atención es que las intenciones de vacunarse no son tan altas, de hecho, un 21% de los consultados no ve probable vacunarse.

¿Cómo fue el proceso de recolección de datos y análisis posterior de este? ¿Se manejaban hipótesis distintas a lo obtenido? 

El proceso de recolección de datos para la encuesta fue un poco extenso, porque aspirábamos a una muestra grande (3.500 casos) con cobertura nacional y combinamos aplicación telefónica con aplicación online. Los datos los tomamos entre septiembre y noviembre y por esa fecha las personas estaban un poco reacias a responder encuestas, quizás porque había habido muchos estudios en los primeros meses de pandemia, pero afortunadamente logramos completar el número de casos que nos habíamos propuesto. Con respecto del análisis, recién estamos finalizando los análisis descriptivos, por lo que no hemos puesto a prueba muchas hipótesis, algunas que a menos a mí me parecen interesantes y que sí hemos constatado es que el nivel educacional tiene gran incidencia en la conformación del entorno informativo, en específico, encontramos que las personas con menos educación tienden a exponerse menos a información, sobre todo a buscar activamente contenidos en menor medida, además, en ese segmento se advierte una mayor percepción de sobrecarga informativa y por ende de evitación de información. Esos resultados son interesantes, porque dan cuenta de desigualdades sociales no solo en los resultados de salud (probabilidad de enfermarse de COVID o de agravarse en caso de contraerlo), sino que también en el acceso y uso de información.

Dentro de los resultados, se muestra que las fuentes que les dan más confianza a las personas son los médicos u otros profesionales de la salud (58% de mucha confianza) y el Colegio Médico (42% de mucha confianza). ¿Cómo se puede contribuir desde las comunicaciones a reforzar los mensajes en medio de la pandemia? 

A partir de esos datos, es importante asociar los mensajes a las fuentes que son más creíbles, porque de alguna manera la credibilidad de la fuente se transfiere a los mensajes. En ese sentido, creo que los profesionales de la salud deben tener un rol muy central en el diseño comunicacional de la crisis. 

Entre otro de los hallazgos se encuentra una baja percepción de seguridad de la vacuna Covid-19, este dato es muy revelador en el actual contexto, ¿se trata de una brecha de información o cuál es su percepción? ¿Qué impacto pueden tener los estudios desde el ámbito comunicacional a la hora de bajar los resultados a la población?  

Para ser más específicos, nosotros no preguntamos por percepción de seguridad, sino por percepción de eficacia. Es decir, qué tanto creen las personas que distintas medidas, como el lavado de manos, en distanciamiento físico, en uso de mascarillas, etc. Los protegen del COVID. En ese contexto, cuando consultamos acerca de las vacunas un 13% dice que la vacuna “no lo protegerá”. Para entender las razones detrás de esta percepción nos falta mirar con más detención los datos cualitativos que estamos recogiendo también en el marco de este proyecto y que nos permiten, más que las encuestas, comprender las razones de las personas para sostener ciertas creencias. No sé si me aventuraría con una hipótesis respecto a qué explica esta percepción. Sí me gustaría señalar que la evidencia más allá de este proyecto muestra que no es bueno etiquetar a las personas que tienen dudas respecto de la vacunación como “anti-vacunas” o personas que adhieren a teorías conspirativas de buenas a primeras, pues en un contexto de incertidumbre como el de esta pandemia, es bastante lógico tener dudas respecto a las medidas, sobre todo en temas complejos y de los cuales se entiende poco, como es el desarrollo de una vacuna. Creo que las autoridades deben insistir en comunicar mejor acerca de la seguridad de la vacuna y utilizar para ello a fuentes que sean creíbles para los ciudadanos, como los profesionales de la salud. 

En el ámbito de los desafíos a futuro ¿cuál es su proyección con este y otros proyectos de investigación ligados al Covid-19? 

En lo inmediato estamos terminando el trabajo de campo del estudio cualitativo de este proyecto y realizando análisis de los datos de la encuesta con el fin de responder con más precisión las preguntas de investigación. Más adelante tenemos como propósito compartir nuestros resultados con el fin de contribuir al diseño de las comunicaciones para la nueva etapa de la crisis sanitaria y también dialogar con equipos de otros países que están haciendo estudios similares con el fin de encontrar puntos en común y diferencias entre un contexto y otro.

¿En qué otros proyectos de su línea de investigación se encuentra trabajando? 

Actualmente estoy ejecutando un proyecto Fondecyt que también aborda el tema de los entornos informativos de salud, pero se concentra en la práctica de hábitos de vida saludables, como el consumo de frutas y verduras y la práctica de actividad física.

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