AGENDA
01 / 09 / 2020
Partimos de la base que pasar meses utilizando algo cómodo en los pies puede hacer difícil volver a utilizar zapatos más rígidos. ¿Esto es así? ¿Qué molestias podrían generarse?
Me gustaría iniciar mencionado brevemente que el cuerpo humano posee una increíble capacidad adaptativa a los diferentes estímulos externos, y los pies corresponden a estructuras funcionales, dinámicas, por lo que no queda fuera de esta premisa básica de adaptación. En base a esto, al reemplazar el zapato rígido por uno blando luego de mucho tiempo de usarlos, incentiva a las células de la piel y tejidos blandos como músculos y tendones a adaptarse a esta nueva realidad, por lo que las zonas que antes estaban expuestas a roces o presiones asociadas al calzado utilizado ya no lo estarán y perderán las adaptaciones conseguidas.
En el retorno a los zapatos rígidos si esto ocurre bruscamente, de 0 horas a 7 u 8 hrs diarias, puede generar molestias, por que las zonas volverán a exponerse a esos roces, con un tejido no adaptado a esto, pudiendo gatillar dolor sobre todo en esos lugares (que dependen de la anatomía propia de cada uno), pueden ser la base de los dedos de los pies, los bordes externos o internos de los dedos, la zonas superiores de los dedos, talón, etc.
También en el caso de uso de zapatos de seguridad, es decir calzado de significativamente más pesados de lo que se usó durante los meses de confinamiento, puede generar la activación de musculatura que hace meses no se había activado por lo que puede generar unos días de molestias musculares, sobre todo en la pantorrilla. La misma lógica aplica al uso del calzado con tacos o plataformas. Estas molestias son habituales y forman parte del proceso de adaptación.
¿De qué manera se pueden evitar o atenuar estas molestias?
La recomendación general para enfrentar cualquier proceso adaptativo, es que sea de manera progresiva, es decir evitar exposiciones que cambien la rutina de 0 a 100%, por lo que una alternativa sería utilizar los calzados rígidos durante la cuarentena (preparando el retorno), por lo menos 1 hora que puede ser incrementada progresivamente con el paso de los días, mientras se acerque el regreso al trabajo presencial. Si ya está en la etapa de retorno con estos procesos adaptativos iniciados, una buena opción es la aplicación de frío en los pies (modalidad cold pack, en la tina o la opción más accesible para cada uno), por un tiempo máximo de 15 minutos, así controlamos procesos inflamatorios locales que puedan existir y disminuimos el dolor rápidamente, evitando molestias.
En el caso que se manifiesten molestias en zonas musculares como las pantorrillas, se puede realizar la aplicar compresas calientes en esa zona y complementar posteriormente con elongaciones de esa zona.
Además de los zapatos, hay que considerar que también las caminatas a tomar locomoción o del trajín diario fueron reducidas al mínimo al interior de la casa, por lo que los músculos pueden estar un poco flojos. ¿Qué ejercicios podrían fortalecerlos?
A nivel del pie podemos fortalecer lo que se conoce como el “core foot”, que se asocia a musculatura propia del pie que nos ayudará a tener un segmento estable, para esto existen ejercicios muy simples, como poner una toalla en el suelo, y con los dedos arrugar esta toalla, poner una servilleta y con los dedos de los pies levantarla, esto se puede hacer por un tiempo determinado, ejemplo, 5 segundos y repetir unas 15 veces. A medida que se nos va haciendo más fácil podemos incrementar el tiempo, las repeticiones o ambas.
Otro actor importante es la musculatura de la pantorrilla, que podemos fortalecer fácilmente, ejercitando en punta de pies, subiendo y bajando, puede ser 3 series de 10 repeticiones una buena estrategia para comenzar.
Es clave mantener la flexibilidad de las estructuras del pié, lo que hace muy Importante elongar posterior al ejercicio y de forma rutinaria.
¿Qué consejos puede dar en general para el cuidado de los pies y evitar dolores y otras complicaciones?
Para responder esta pregunta, es muy importante visualizar a los pies como una unidad integral, y considerar todos sus componentes, piel, uñas, músculos, etc. Para esto las recomendaciones generales son, mantener pies hidratados, así se previene las lesiones cutáneas, en forma de “grietas”, que pueden ser dolorosas.
Otro componente importante es el cuidado de las uñas, idealmente un corte que mantenga la forma cuadrada de las uñas y evita que dañe los dedos de los pies.
Identificar la necesidad de utilizar o no plantillas, para eso es muy importante consultar al médico especialista.
Tras largas jornadas de trabajo en las que se genera una acumulación de líquido en los pies, se puede considerar un consejo sencillo para poder resolverlo: mantener los pies en altura (sobre un cojín), y mover la punta de los pies de arriba hacia abajo, para que rápidamente recuperen su volumen normal.
Y para finalizar, sobre todo si se utiliza calzado de mucha altura o peso, es fundamental realizar una rutina de estiramientos y considerar pausas durante la jornada laboral, para favorecer la flexibilidad de los pies y piernas, y ojalá evitar este tipo de calzado durante trayectos muy largos.