Siempre es relevante saber cómo podemos ayudar en caso de urgencia, sobre todo en estos últimos años que la demanda de salud mental ha aumentado. Un listado que nos puede ayudar a reconocer una urgencia y poder intervenir adecuadamente:

 

• La conducta de la persona presenta alteraciones que puede involucrar arranques de ira, agresividad, comportamientos extraños o sin motivos aparentes.
• En su discurso relata hechos, percepciones o antecedentes que no tienen conexión con la realidad, lo que podría evidenciar que está pasando por una urgencia psicológica. Tiene conductas o ideas extrañas que van contra la lógica o el sentido común.
• Presenta evidentemente dificultad para pensar y comunicarse.
• Conductas que implican riesgo de daño personal o interpersonal.

 

No necesitamos ser profesionales dedicados a la salud mental para poder contener, solo necesitamos tener claridad al respecto para que nuestra acción sea un aporte y no un obstáculo para la persona. Por lo que debemos:

 

• Mantener la calma ante todo. NO Retarlo, gritarle o llamarle la atención, ya que aumentará el malestar de la persona.
• Validar sus sentimientos y miedos e intentar llevarlo a la calma. Garantizar la seguridad de la persona y de quienes lo rodean, para esto es importante minimizar el riesgo de autolesiones o agresiones a los demás, no es necesario inmovilizar o actuar de manera arriesgada.
• Intentar conseguir el número de una persona significativa o de un familiar, pedirle que se acerque al lugar.
• Llamar a los número de emergencia correspondientes.
• Una vez que ya estemos en contacto con el familiar sugerimos la visita a un centro de urgencias de salud.

 

¿Cómo contener emocionalmente?

 

• La contención emocional es el primer paso para intentar restablecer el autocontrol y tranquilidad de la persona. El objetivo es intentar establecer una instancia de escucha y acogida que le brinde seguridad e intente disminuir la conducta de riesgo a través del establecimiento de un vínculo de confianza.
• La comunicación debe ser directa, comprensiva, persuasiva y firme, a fin de lograr la empatía que conduzca a la persona en crisis a aceptar la ayuda que se le ofrece. Para esto es importante emplear un tono de voz suave, una actitud firme pero amable, primero escuchar lo que la persona quiera decir y luego persuadir, tranquilizar y estimular su confianza, dando seguridad. Evitar responder a

provocaciones, no confrontarlo, no mostrar enojos ni mostrarse temeroso y/o ansioso.

 

• La persona encargada de realizar la contención emocional será la que negociará y dirigirá la conversación, mientras que los demás involucrados deberán estar atentos a movimientos o actitudes imprevistas. Si la persona que realiza la contención no logra empatizar con la persona en crisis, otra persona deberá intentar contener emocionalmente (se debe agotar siempre este recurso).
• Acompañar sin invadir, se recomienda estar sentados a la misma altura, mientras otra persona se ocupa de llamar a su familia o persona significativa y a los número de emergencia si es necesario.
• Mirar alternadamente a la persona durante la intervención, sin incomodar ni provocar una reacción negativa, se recomienda tener una actitud abierta, tranquila, invitando al diálogo y a la privacidad y llevándolo constantemente a conectarse con la realidad.
• Mantener un tono de voz suave, relajado y seguro, sin elevar la voz.