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Marcelo Santos: utilización de las tecnologías digitales en los colegios

09 / 01 / 2025

El Doctor en Comunicación es académico de Semiótica y Medios Digitales de la Escuela de Periodismo e investigador del Proyecto Asociativo “Entre la Prohibición y la Anomía”, que involucra a un equipo interdisciplinario de docentes de las facultades de Comunicación y Letras, Ingeniería y Ciencias y Educación. Su objetivo es investigar cómo se ha abordado (o no) el uso de tecnologías digitales en los colegios en Chile, tanto en la educación básica como media.

Como investigador declara ser un buscador de oportunidades para estudiar y desarrollar herramientas que empoderen a la ciudadanía y promuevan la democracia, a través de la apropiación ciudadana de los medios de comunicación.

Durante 2024 tuvo 14 publicaciones y, a pocos días de iniciado el 2025, ya registra una nueva.

En esta entrevista le consultamos qué está pasando en las salas de clases chilenas con las nuevas tecnologías, preocupación que se repite tanto a nivel nacional como mundial y también sobre el vínculo con su línea principal de estudios.

-. ¿Qué lo motivó a desarrollar el proyecto “Entre la Prohibición y la Anomía”? ¿Cuáles fueron los factores que lo impulsaron a abordar este tema, en el contexto de la educación chilena?

El proyecto nace de una inquietud compartida entre las facultades de Educación y Comunicación y Letras, primeramente, bajo el liderazgo de Cristián Cox y Teresa Correa, sobre el rol de las tecnologías digitales, principalmente, el celular en las escuelas. Por un lado, está la mirada pedagógica que viene enfrentando desafíos relacionados tanto con el aspecto de la atención y por lo tanto el aprendizaje, como también los problemas de convivencia que emergen o se agudizan principalmente con la introducción del celular y las redes sociales en los bolsillos del estudiantado. Por otro lado, los comunicadores tenemos la mirada sociotécnica sobre el problema, con foco en las posibilidades y las limitaciones que una interfaz tecnológica como tal produce en las dinámicas comunicacionales en el ambiente de la escuela y fuera. Así es como nace un primer proyecto al alero de Factoría UDP con foco en lo que llamamos “competencias algorítmicas”, inicialmente dirigido a entender el estado del arte y posiblemente crear soluciones para apoyar la consciencia de las comunidades escolares en torno a las lógicas y dinámicas comunicacionales mediadas por algoritmos.

-. Este es un proyecto asociativo en el que confluyen experiencias de docentes de diferentes facultades. En ese sentido, ¿qué metodología se implementó y cómo el enfoque interdisciplinario favoreció el desarrollo de este estudio?

Al final del proyecto Factoría, se sumó Matías Rojas, colega de tecnología educativa, vinculado a la Facultad de Ingeniería y Ciencias, lo cual fue un gran aporte. De esta forma, armamos el proyecto asociativo de carácter interdisciplinario apoyado en este trípode: Comunicación, Educación e Ingeniería. Me gustaría resaltar inicialmente la riqueza de lo interdisciplinario en el campo de lo conceptual. Tuvimos reuniones en que avanzábamos más lento que lo propuesto en la carta Gantt, pero salíamos llenos de entusiasmo por el intercambio y crecimiento como equipo. En otras ocasiones apelamos al pragmatismo y en estas idas y vueltas fuimos alcanzando los objetivos. Lo fundamental en lo interdisciplinario, desde mi experiencia, ha sido el respeto al conocimiento de colegas de otra disciplina, la búsqueda de convergencia, el diálogo y, por cierto, la paciencia, que los frutos vendrán.

Los métodos son resultado de dos factores: las preguntas que teníamos y las competencias del equipo. Para cada etapa usamos un método distinto: un computacional de carácter mixto, un cuantitativo y un cualitativo. Dicha variedad es reflejo de la riqueza de saberes presente en el equipo, también en lo metodológico. Desde ingeniería el conocimiento en uso de Inteligencia Artificial y algunos algoritmos de minería de textos permitió el análisis en escala masiva que no sería posible de forma manual, más artesanal. Sin embargo, la experiencia del equipo de comunicaciones en análisis de contenido permitió un uso crítico de la IA a partir de diversas interacciones con el software. Colegas de comunicación y educación colaboraron de forma muy constructiva con distintos aspectos de la encuesta realizada y lo mismo para los grupos focales.

Los aportes interdisciplinarios no son solo metodológicos, sino también la experiencia previa, la capacidad de conceptualización, el desarrollo de pautas, la estratificación de los grupos focales, la selección de terminologías para preguntas, la identificación de fuentes secundarias para cruzar con los datos recabados en el proyecto. En fin, tanto aspectos amplios como detalles importantes de cada etapa del proyecto son fruto de un proceso más lento que un proyecto habitual, pero con un resultado y un proceso muy rico.

-. ¿Cuáles han sido los principales hallazgos de la investigación?

El análisis de las normativas indica que son muy pocas escuelas las que no disponen de normativas relacionadas al uso de tecnologías digitales y la amplia mayoría opta por regular en vez de prohibir. Además, proponemos una serie de categorías que da cuenta de la diversidad de normas que van desde la prohibición de toma de fotos o videos hasta los procedimientos de confiscación de dispositivos o protocolos de uso de celular en aula, por ejemplo, mostrando que las preocupaciones abarcan tanto temas pedagógicos como de convivencia. Si bien se observa poca distinción en las normas en general (la forma en que están redactadas), hay diversidad en lo particular, es decir, el nivel de detalle a que apuntan las normas: a mayor complejidad (más matrícula, más niveles de enseñanza), más detallada es la norma; a más recursos, más detallada la norma. La diferencia en niveles socio-económicos también indican la capacidad de reaccionar, creando la norma con más antigüedad y actualizando con mayor frecuencia.

Desde la perspectiva de los docentes, se observa una ambivalencia en relación a la introducción de lo digital, siendo que lo positivo pareciera emerger, según estos actores, cuando es mediado por un/a profesor/a. Desde la vereda de los directivos, se materializa una importante distinción por parte de esta comunidad sobre cuáles dispositivos, plataformas, softwares son percibidos como positivos o negativos tanto para la vida académica como para la convivencia de los miembros de la comunidad escolar. Las normas fueron desarrolladas mayormente con el equipo directivo y docente, la poca participación del estudiantado podría ayudar a explicar el bajo nivel de satisfacción que tiene en este público con la norma. La llegada de las normas está asociada principalmente con efectos positivos en la convivencia y en lo académico.

En síntesis, se refuerza la percepción de que la inserción de la tecnología digital en las escuelas, en particular de los celulares conectados a internet y todo lo que viene con ello, es un problema multidimensional en sus causas y efectos, y que la urgencia es detectada primordialmente por los docentes, los principales impulsores de normativas para regular su uso.

-. Durante su trayectoria ha desarrollado varios estudios en torno al vínculo entre tecnología y democracia. Considerando esto, ¿cómo relaciona esta investigación con su línea de estudio principal?

Este estudio fortalece la percepción de que la inserción de la tecnología en cualquier comunidad – sea una escuela, un grupo de fans, un partido político etc.- obedece a un proceso de apropiación social en que la tecnología, dispositivo o plataforma no son determinantes en sí, sino que dependen de un vínculo relacional con los usuarios, que sí tienen agencia. Hagamos un paralelo con la desinformación: tal como las normativas en sí no solucionan el problema en la escuela, la regulación de plataformas es fundamental, pero no es suficiente. Es fundamental educar a los usuarios, acompañarlos en su gradual inmersión en el mundo digital, tal como uno los acompaña en otros ambientes. Si tu hijo/a va a un club, campamento o casa de alguna amistad, es habitual que la madre y el padre estén pendientes de conocer el ambiente, saber si es seguro, quienes están a cargo, qué línea pedagógica siguen. Entonces, ¿por qué no hacer lo mismo cuando los pequeños empiezan esta incursión en el mundo digital? Es muy natural, pero no sucede porque quienes están en posición de cuidado no dominan y muchas veces temen a la tecnología. La ignorancia y/o el miedo nos lleva a tomar decisiones torpes como la prohibición arbitraria. Esto se puede aplicar a la política, a la educación, al desarrollo de la ciudadanía, la entretención, la sociabilidad y cualquier otra actividad social humana mediada por interfaces tecnológicas.

-. Sobre la relación entre educación y tecnología, ¿cree que las normativas actuales están preparadas para enfrentar los retos que nos depara la evolución tecnológica en los próximos años?

Las normativas siempre son la consolidación de la evidencia, lo que viene desfasado al menos un par de años. Lo importante es no dejar pasar mucho tiempo e ir actualizando las políticas públicas y normativas regularmente, sobre todo cuando hay disrupciones mayores como la IA generativa. Sin embargo, es importante el tiempo de maduración. Si hoy por hoy cuesta llegar a acuerdos sobre el uso de celulares, los efectos de la pantalla, las redes sociales, no será en un par de días, ni en un par de años que llegaremos a consenso sobre cómo regular la inteligencia artificial en el contexto escolar. Pero sí es importante ir avanzando gradualmente.

-. En su opinión, ¿cómo deberían evolucionar las normativas sobre el uso de tecnologías digitales en las escuelas? ¿Cuáles son los elementos principales que deberían considerar? 

Lo que nos queda claro desde el estudio es que la opción mayoritaria en las escuelas en Chile ha sido regular en vez de prohibir. Considerando que el celular no va a ningún lado, nos parece el camino adecuado. De ahí al detalle de qué se puede hacer y cómo, la variabilidad según contexto social, geográfico etc. Debiéramos seguir probando, estudiando y avanzando en los consensos. El proyecto apunta a que a mayor complejidad del establecimiento (más estudiantes, más niveles de enseñanza), mayor pareciera ser la demanda por una normativa detallada. También tenemos la percepción de que, al no incluir al estudiantado en la elaboración de las normativas, aumenta el riesgo de insatisfacción de estos actores, entonces por ahí podría haber un camino interesante.

Me permito prestar la metáfora de nuestro invitado Matías Dodel: no hay que prohibir la piscina, sino enseñar a nadar. Todos quienes tienen roles pedagógicos en la crianza de niños, niñas y adolescentes debemos acompañar, pero, para acompañar bien, debemos dominar mejor aquello que tenemos por delante. Si no sabemos nadar, difícil será enseñarlo.

-. ¿Cuál es su apreciación sobre el proyecto de ley en tramitación en el Congreso al respecto?

Puedo hablar en carácter individual, ya que acá tampoco es que haya un consenso transversal. Hasta 6º básico me parece importante evitar las pantallas en general en el proceso formativo infantil. Tal vez, esta edad crítica vaya cambiando con el tiempo, tal como la aceleración digital producida por la pandemia. De una u otra forma, con o sin prohibición y, luego con la regulación para los siguientes años, no hay que quitar la responsabilidad del profesorado en retener la atención en clase o de la escuela en asegurar una sana convivencia, problemas que siempre existieron, solo van tomando otros contornos; ni de los padres, quienes deben acompañar a sus hijas e hijos en esta parte importante de sus vidas, que es el mundo online. El problema es multifactorial y espero que este breve avance no signifique estagnación. Hay que educar, acompañar, preparar mejor la comunidad educativa, nivelar el acceso a dispositivos y conexión a internet, identificar los problemas que vienen de fuera de las escuelas y las afectan y viceversa. Y, por sobre todo, lo que me parece que está casi ausente de la discusión son los potenciales positivos de una adopción consciente de la tecnología en la escuela. En esto poco se avanzó y nuestro estudio muestra cómo establecimientos con más recursos han avanzado más en la incorporación de actividades potenciadas por dispositivos digitales, posiblemente el síntoma de una nueva dimensión de desigualdad digital.

-. Durante 2024 tuvo 14 publicaciones, ¿qué es lo que más destaca de su producción del año pasado? 

Lo que me parece más relevante de mi producción reciente es la línea de trabajo derivada de mi Fondecyt sobre actividad política a través de plataformas de mensaje instantáneo, principalmente WhatsApp. Son trabajos exploratorios y muy desafiadores técnicamente, pero tocan un problema fundamental en la medida que son bastante usados por la ciudadanía para informarse, pero difíciles de monitorear, hacer verificación (fact-checking) y otras condiciones que hacen de estos ambientes, fuentes de información de dudosa calidad y confiabilidad. Lograr avanzar en esta agenda, revelando, por ejemplo, actos de sabotaje política, difusión de desinformación, actividad inauténtica, entre otras, me parece un hito particularmente significativo en tiempos que la democracia parece sufrir con las dificultades que enfrenta la ciudadanía para informarse debida y oportunamente.

-. ¿Cuáles son los próximos pasos en su proyecto? ¿Hay algún nuevo enfoque, estrategia o colaboración en desarrollo? 

Hay muchas ideas, pero también todavía quedan algunos productos por generar en el marco del proyecto. Con los directivos realizamos una encuesta de tipo Conjoint, que estamos todavía procesando. Es un experimento en que se presentan pares de opciones de configuraciones de normativas y ellos tienen que seleccionar entre dos de cada vez, así realizamos un balance de preferencias tras las múltiples selecciones. También estamos trabajando en la comunicación del proyecto, lo que incluye los artículos académicos, que serán al menos dos, y un sitio web con los resultados para la consulta por parte de cualquier actor interesado en la temática.

El último producto asociado al fondo es postular una extensión del proyecto a un Fondef, probablemente incluyendo dimensiones que nos faltaron en este proyecto: la voz del estudiantado y los apoderados. Del evento también nace la posibilidad de reproducir el estudio en otros países de la región de forma comparada, por ejemplo, con Uruguay que comparte varios indicadores socioeconómicos y políticos, pese importantes diferencias en lo macro económico. Tras la conclusión del evento el grupo dará inicio a esta discusión.

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